Cuando aparece una plaga (o un hongo) lo primero que hay que peguntarse es si las plantas disfrutan de las condiciones de cultivo correctas. Si disponen del sustrato adecuado y reciben la cantidad de luz, agua, abono y humedad ambiental necesarias serán menos propensas a ser atacadas por una plaga o enfermar.
• Revisiones rutinarias y cuidadosas. Examinar las plantas con constancia y detenimiento es indispensable para detectar las plagas apenas se manifiesten. Esta rutina y la actuación inmediata facilitan los tratamientos y minimizan los daños.
• Plantas aseadas. Las hojas secas y las malas hierbas sirven de refugio a las plagas y enfermedades. Deben eliminarse enseguida.
• Un tratamiento adecuado y bien aplicado. Acertar con el fitosanitario y administrarlo correctamente, respetando las indicaciones del fabricante sobre dosis, repetición del tratamiento y consejos de manipulación, aseguran los mejores resultados.
Examinar las plantas con constancia y detenimiento es indispensable para detectar las plagas apenas se manifiesten. Esta rutina y la actuación inmediata facilitan los tratamientos y minimizan los daños.
Existen productos insecticidas-acaricidas que sirven para controlar varias plagas a la vez. Los sistémicos son absorbidos por las plantas y circulan por la savia permitiéndoles hacer frente incluso a las plagas más escondidas. También pueden actuar por contacto o choque, por ingestión o por inhalación (lee Cómo usar correctamente los fitosanitarios). No dudes en consultar el tratamiento en tu centro de jardinería.
• Aplicar tratamientos preventivos. Entre marzo y abril y entre septiembre y octubre conviene realizar aplicaciones que impidan el asalto de plagas y hongos, que también despiertan con la llegada del buen tiempo. En las plantas leñosas es muy eficaz aplicar aceite mineral en noviembre y enero-febrero.
• El deber de proteger la fauna útil. Al efectuar las aplicaciones es de suma importancia evitar que se vean afectadas las abejas y demás insectos beneficiosos, y el medio ambiente. Para ello se ha de tener en cuenta la toxicidad del fitosanitario y aplicarlo al atardecer, que es cuando la fauna útil es menos activa, así como evitar los días de viento.
Pulgones (+ hormigas y hongo negrilla)
Los “bichitos verdes” (en la foto de arriba a la izquierda, en los brotes de un rosal) también pueden ser negros (foto de abajo a la izquierda, en una artemisa) o de otros colores… y se asientan en el follaje tierno y los botones para succionar la savia, debilitando a la planta y causando deformidad en las hojas. Segregan una melaza que atrae a las hormigas (foto de arriba a la derecha, en un Viburnum lucidum) o propicia la aparición del hongo negrilla o fumagina (foto de abajo a la derecha), que desluce el aspecto de las plantas y dificulta la fotosíntesis.
Los pulgones se ven favorecidos por el exceso de abono, el ambiente seco y la sobreabundancia o falta de riego o de sol.
Entre los fitosanitarios que sirven para controlarlos los hay ecológicos como el extracto de ortigas o los basados en piretrinas y aceite de colza. Las mariquitas contribuyen a su control biológico.
La araña roja y su veloz proliferación
De un día para el otro, las relucientes hojas nuevas de tu cítrico se han llenado de diminutos puntos (en un calamondín en la foto 1 del slide). Es araña roja, un diminuto ácaro de gran capacidad reproductiva y efectos irreversibles. Una vez que ha atacado lo único que se puede hacer es atajar los daños podando las partes muy afectadas y aplicando inmediatamente un acaricida. Si se deja avanzar la infestación (foto 2, sus débiles telas en un rosal), la planta puede sufrir la pérdida total del follaje y debilitarse hasta morir. Para prevenir su aparición son esenciales los tratamientos periódicos. Lee Conoce y controla la araña roja.
Todas (rebeldes) cochinillas
Pueden ser marrones y cerosas (foto 3, en el envés de la hoja de un anturio); blancas y de aspecto seco y pulverulento (foto 4, en las hojas de un madroño); algodonosas (foto 5, en una palma de chamaedorea), o estriadas (foto 6, sobre las ramillas de un Acer palmatum). Son insectos chupadores que causan gran debilidad a las plantas y daños muchas veces irreversibles en el follaje perenne. También generan melazas. Son muy persistentes y difíciles de erradicar. Afectan tanto a las plantas de exterior como de interior en ambientes secos, cálidos y poco ventilados, y mal nutridas. Si el ejemplar es pequeño se pueden eliminar a mano con un paño humedecido con agua y jabón de potasa y mucha paciencia. Los fitosanitarios sistémicos son de gran ayuda.
¿Hojas con masas de puntos blancos?
Si las hojas exhiben gran cantidad de puntos blancos seguramente sea por la actividad de insectos chupadores como los cicadélidos, los llamados saltahojas o chicharritas (foto 7, en un agastache), o los trips (foto 8, los adultos son negros y amarillas las ninfas). Actúan sobre las plantas perforando el tejido vegetal, produciendo efectos no solo antiestéticos sino dando entrada a virus y bacterias de los que son vectores (también los pulgones). La actuación ha de ser inmediata (y periódica), con un producto que potencie la capacidad de defensa de las plantas de modo sistémico y a la vez elimine las ninfas por contacto o ingestión. 🌳🌷🌳
Fuente: www.verdeesvida.es