Para que sea eficaz, tan importante como escoger el fitosanitario preciso para controlar la plaga o el hongo que afectan a tus plantas es aplicarlo bien. Pero para ello, lo primero que hay que saber es cómo actúa: ¿es sistémico?, ¿de contacto?, ¿por ingestión? ¿En qué cultivos conviene usar cada tipo? Y no menos importante: ¿cada cuánto tiempo se debe/puede repetir el tratamiento? En estas páginas te explicamos cómo funcionan estos productos y te aconsejamos sobre su (buen) uso.
Utilizar correctamente los productos que sirven para combatir las plagas y enfermedades de las plantas no solo redunda en la eficacia del tratamiento. También es muy importante de cara a la propia salud y el cuidado del medio ambiente. Por ello su uso está regido por una legislación muy restrictiva. “Antes de poner en el mercado los productos fitosanitarios, las autoridades deben evaluar y autorizar los estudios de eficacia, toxicidad y medioambientales realizados por las empresas, para estar seguros de que los usos recomendados, además de ser eficaces, no tienen ningún efecto perjudicial para la salud ni para el medio ambiente”, señalan en Massó Garden.
Los fabricantes recomiendan buscar siempre los productos con toxicidades más bajas, que no afecten a la fauna útil y sean lo más respetuosos posible con el medio ambiente.
Los productos aptos para jardinería doméstica y agricultura ecológica que encuentras actualmente en tu centro de jardinería persiguen la efectividad con el menor impacto en el entorno natural y la salud. En Compo recomiendan “intentar buscar siempre los productos con toxicidades más bajas, que no afecten a la fauna útil y sean lo más respetuosos posible con el medio ambiente”.
Respetar a rajatabla las instrucciones
Todo fitosanitario, del tipo que sea, debe aplicarse tal y como indica el fabricante en la etiqueta: sobre la plaga concreta a la cuál está destinado, siguiendo el método de aplicación aconsejado, y sobre los cultivos o plantas autorizados.
Además de leer con detenimiento la etiqueta, se deben utilizar los equipos de protección adecuados si se han de preparar caldos (mezclas de agua y producto), respetar las dosis indicadas, y protegerse correctamente durante la aplicación. “Es muy importante calcular bien la dosis de caldo para la superficie a tratar”, recalcan en Compo. “El sobrante de la preparación debe aplicarse en su totalidad sobre la misma parcela o plantas”.
¿Cómo actúan los fitosanitarios?
• Sistémicos
Son aquellos que pueden circular por la savia de la planta, por lo que se utilizan para combatir insectos chupadores que se alimentan de ella, tales como pulgones, mosca blanca y trips, pero también hongos… Actúan de forma preventiva y curativa y son especialmente útiles en insectos o patógenos que se esconden muy bien, lejos del alcance de los productos que actúan por contacto.
“Según su dinámica, la materia activa puede ser absorbida por las hojas o las raíces, se transporta vascularmente en el interior de la planta hacia arriba o hacia abajo, protegiéndola por completo. La ventaja es que aunque el producto no se aplique sobre toda la superficie de cultivo, por ese carácter sistémico acaba protegiendo toda la planta”, explican en Compo. “Los insecticidas sistémicos por savia ascendente tienen la gran ventaja de que pueden aplicarse con el riego, evitando así tener que pulverizar el producto por vía foliar”, señalan en Massó Garden.
Los fitosanitarios sistémicos “tienen alta persistencia en la planta, con plazos de seguridad en ocasiones muy elevados si se aplican en hortícolas o frutales”, advierten en Compo. “Al penetrar en la planta dejan una concentración más elevada de residuos”. Por lo tanto es preferible usarlos en plantas ornamentales, que no se consumen. “En plantas comestibles es muy importante en este caso, y también con todos los demás fitosanitarios, tener en cuenta el plazo de seguridad, es decir, el periodo de tiempo que ha de pasar desde la aplicación hasta la recolección y el consumo de los alimentos”, aconseja Massó Garden.
• De contacto o derribo
Son absorbidos por la plaga a través de la cutícula, por lo tanto es clave efectuar una buena pulverización para que el producto entre en contacto con ella. No suelen ser muy efectivos sobre las que están muy escondidas ni sobre las que pueden protegerse muy bien (como algunas cochinillas) o las de metamorfosis compleja.
• Por ingestión
Deben ser ingeridos por la plaga, básicamente insectos. Los que se alimentan de gran cantidad de material vegetal, como las orugas, o insectos chupadores como los pulgones o la mosca blanca, pueden ser muy vulnerables a este tipo de insecticidas.
• Por inhalación
El producto entra en el insecto a través de las vías respiratorias.
“En muchas ocasiones una materia activa puede tener varias formas de actuar aunque suele ser más efectiva normalmente una de ellas”, puntualizan en Compo.
¿Cuándo actuar?
Es importante conocer sobre qué fases del desarrollo del insecto es más efectivo el producto. Siempre es preferible intervenir apenas se detecte la plaga, en sus primeros estadios de desarrollo y en las primeras generaciones. Existen productos que solamente actúan sobre las fases larvarias o de pupa, y no sobre adultos.
Cada cuánto tiempo hay que aplicar el producto
La frecuencia de uso de cada producto fitosanitario varía en función de la plaga o enfermedad a combatir y el cultivo o planta a tratar. Es necesario conocer la persistencia del producto sobre la planta para poder establecer la repetición de los tratamientos. Habitualmente las etiquetas reflejan claramente los cultivos y las plagas sobre los que actúa el producto, la dosis conveniente en cada caso, los intervalos de tratamiento y número de aplicaciones máximas por campaña.
Se ha de tener cuidado con las mezclas o aplicaciones sucesivas con otros fitosanitarios, ya que pueden resultar contraproducentes para el cultivo o perjudiciales para la salud y el medio ambiente. En todo caso, no solo es imprescindible leer con atención las instrucciones del fabricante, sino también pedir asesoramiento en el centro de jardinería. 🌳🌷🌳
Fuente: www.verdeesvida.es