Son materia orgánica de origen vegetal y/o animal (estiércol de caballo, vaca u oveja) más o menos descompuesta. En función del grado de descomposición los nutrientes estarán disponibles antes o después. Sobre todo mejoran la textura y estructura del suelo aumentando su esponjosidad y capacidad de retención de agua.
• Cuándo y cómo aplicar: Según las necesidades, la enmienda orgánica se puede aplicar en superficie o de fondo, en este caso entrecavando la tierra y revolviéndola con ella. Habitualmente se enmienda el suelo entre octubre y los meses de invierno, aprovechando las labores de labrado (huerto, parterres, borduras); en algunos casos coincide con la poda (rosales, setos). Protege las raíces de las heladas. Se realiza una o dos veces al año según la calidad del suelo.
• En tiestos y jardineras: A lo sumo, espolvorear por encima poca cantidad de enmienda orgánica. Si el sustrato ha perdido estructura y textura es mejor renovarlo parcialmente o cambiarlo si la planta admite un trasplante.
• En la plantación de árboles y arbustos: Si se mezcla con la tierra en el momento de plantar un árbol o arbusto en el suelo del jardín, debería representar como mucho entre un tres y un cinco por ciento del volumen. Si la materia orgánica que se aplica en profundidad no estuviera bien descompuesta y siguiera fermentando podría agotar las reservas de oxígeno creando un ambiente anaerobio pernicioso para las raíces.
Fuente: www.verdeesvida.es